Diré algo que puede sonar «políticamente incorrecto» (especialmente en este tiempo de sensibilidad extrema) y, definitivamente, impopular...
Tengo la impresión de que a la palabra Amor le ocurre lo que a otras (como la palabra Socialismo): Ha sido usada por tantos y de manera tan irresponsable, en tantas situaciones grotescas, aplicándola cada uno a su particular entendimiento de su caso, que ha llegado a tener muy mala imagen.
Quizá sea tiempo de revisar juiciosamente su significado y usarla solamente cuando sea apropiada, para dejar de confundirla con otras cuya crudeza nos intimida y por eso no nos atrevemos a decirlas.
Pues yo ya no creo en ningún amor. El romántico por descontado ya he podido degustar que es pura fantasía. El amor maduro... Pues de momento, tampoco. Yo no lo buscaré, si quiere que me encuentre.
Aprendí del amor en las novelas de televisa como muchos niños mexicanos de los noventa que los cuidaron sus abuelas, desde la de las 4 de la tarde hasta el noticiero de las 10. Amor trágico, pasional, romántico y toxico, como en mi historia familiar creciendo siempre con versiones confluentes de relacionarme. Enamorada del amor confundida dandolo todo en lugares donde el amor era condicionado a portarme bien, ser buena para merecerlo, buscando ese amor asfixiante, la media naranja, siempre incompleta con ansiedad de no tener una pareja que me completara, adoctrinada a validarme por "la calidad" de pareja con la que pudiera estar. Cada relación ayudandome a aprender a amarme a mi misma, cada vez más fuerte, forzandome a definir la version del amor que realmente queria construir.
Veo ahora el amor como una fuerza dinámica que se va completando y construyendo momento a momento. El amor ahora lo vivo desde la completitud, entiendiendo que tenemos que ser narajas completas acompañandonos en la canasta. Amo el romanticismo aun, lo pasional e intenso de los momentos; asi como tambien amo la cotidianeidad con la que nutro el amor diariamente en los detalles, el amor "romantico" ya no es una añoranza, es una realidad, pero no desde el romanticismo clasico o confluente del que aprendi, sino desde el resultado de amor que he podido construir a partir de variadas experiencias tocando todos los grises, no desde una dependencia o independencia total, bailando en el balance entre lo cotidiano y extraordinario de elegir a mi pareja cada día.
Los clásicos son difíciles de leer. A mí me cuesta un montón. Pero también son los más crudos, porque antes no existía todo el ruido de las redes sociales. Las relaciones eran más fuertes.
En este caso vale la pena darle una probada porque es un libro pequeño. Si no te gusta, pues ya está, no invertiste tanto tiempo.
Diré algo que puede sonar «políticamente incorrecto» (especialmente en este tiempo de sensibilidad extrema) y, definitivamente, impopular...
Tengo la impresión de que a la palabra Amor le ocurre lo que a otras (como la palabra Socialismo): Ha sido usada por tantos y de manera tan irresponsable, en tantas situaciones grotescas, aplicándola cada uno a su particular entendimiento de su caso, que ha llegado a tener muy mala imagen.
Quizá sea tiempo de revisar juiciosamente su significado y usarla solamente cuando sea apropiada, para dejar de confundirla con otras cuya crudeza nos intimida y por eso no nos atrevemos a decirlas.
Hasta hace unos años lo que sabía del amor (o lo que creía que era) lo había aprendido de la tele; novelas y disney, principalmente.
Con el tiempo te vas dando cuenta que eso no es amor. Es dependencia, quizá, pero no amor. Y andamos por la vida sin ser capaces de amar,.
Pues yo ya no creo en ningún amor. El romántico por descontado ya he podido degustar que es pura fantasía. El amor maduro... Pues de momento, tampoco. Yo no lo buscaré, si quiere que me encuentre.
Siento que hayas tenido experiencias amargas en el pasado.
Había un músico que decía que lo único que necesitamos es amor. Pero nunca nos explicaron cómo luce ese amor.
Te invito a resignificarlo. ¿Qué es el amor para ti?
Ok. En base a eso hago newsletter!
Lo leeré cuando esté disponible!
Aprendí del amor en las novelas de televisa como muchos niños mexicanos de los noventa que los cuidaron sus abuelas, desde la de las 4 de la tarde hasta el noticiero de las 10. Amor trágico, pasional, romántico y toxico, como en mi historia familiar creciendo siempre con versiones confluentes de relacionarme. Enamorada del amor confundida dandolo todo en lugares donde el amor era condicionado a portarme bien, ser buena para merecerlo, buscando ese amor asfixiante, la media naranja, siempre incompleta con ansiedad de no tener una pareja que me completara, adoctrinada a validarme por "la calidad" de pareja con la que pudiera estar. Cada relación ayudandome a aprender a amarme a mi misma, cada vez más fuerte, forzandome a definir la version del amor que realmente queria construir.
Veo ahora el amor como una fuerza dinámica que se va completando y construyendo momento a momento. El amor ahora lo vivo desde la completitud, entiendiendo que tenemos que ser narajas completas acompañandonos en la canasta. Amo el romanticismo aun, lo pasional e intenso de los momentos; asi como tambien amo la cotidianeidad con la que nutro el amor diariamente en los detalles, el amor "romantico" ya no es una añoranza, es una realidad, pero no desde el romanticismo clasico o confluente del que aprendi, sino desde el resultado de amor que he podido construir a partir de variadas experiencias tocando todos los grises, no desde una dependencia o independencia total, bailando en el balance entre lo cotidiano y extraordinario de elegir a mi pareja cada día.
El amor no se da, se vive...
¡Qué poderoso!
Pero me gusta saber que no soy el único que ha trascendido el amor romántico, al amor real, que es crudo, pero también bonito.
Los clásicos son difíciles de leer. A mí me cuesta un montón. Pero también son los más crudos, porque antes no existía todo el ruido de las redes sociales. Las relaciones eran más fuertes.
En este caso vale la pena darle una probada porque es un libro pequeño. Si no te gusta, pues ya está, no invertiste tanto tiempo.
Ahí me cuentas que te parece.