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Todos hablan del propósito de vida, pero muy pocos del propósito de la muerte.
Es bien difícil hablar de algo que no he experimentado. Claro, he visto morir a seres queridos y eso ha representado momentos que me han movido mucho. Pero es imposible explicar la muerte desde mi experiencia, porque yo no la he vivido.
Hay personas que han estado muertas por segundos e incluso minutos, y vienen con estas historias donde describen la luz al final del túnel, el paraíso, el infierno, el purgatorio o incluso una dimensión alterna. Aunque muchas historias coinciden en algunos elementos, es verdad que entre ellas existen muchas diferencias. Entonces, ¿Cómo saber lo que es real?
Por ahora, no creo que podamos saber qué es lo que pasa después de la muerte. Estamos obsesionados con entender qué hay más allá de la vida, pero fallamos en prestar atención a cómo la muerte nos influye en nuestra vida cotidiana.
No es un secreto que nos vamos a morir un día y, sin embargo, cuando alguien muere nos preguntamos: ¿Por qué Dios es tan cruel? Podríamos pensar que hay muertes “mejores” o “peores”; por ejemplo: la muerte de un niño es algo muy lamentable, digno de un reportaje en la televisión local; pero la de un viejo no. ¿Qué diferencia hay? Quizá porque uno pudo experimentar la vida más años que el otro. Pareciera como si la muerte le diera valor a la vida.
Tenerle miedo a la muerte es tenerle miedo a la vida. No sabemos cuánto tiempo estaremos en esta tierra, pero sabemos que algún día, nuestra vida llegará a su fin.
La muerte tiene el propósito de darle sentido a la vida. Vale la pena vivir, porque un día no lo haremos más.
Ahora dime en los comentarios: ¿Cómo afecta la muerte en tu vida?
Respondiendo a tu pregunta final, creo que pensar en la muerte puede sonar sombrío, y es normal, pero en realidad, es algo que nos impulsa a aprovechar cada instante. No se trata de temerle, sino de usarla como impulso para vivir más conscientes y apreciar más los momentos cotidianos.