Advertencia: el siguiente texto habla sobre aborto, suicidio y eutanasia, temas complejos de los cuales el autor no es experto. Si estás pasando por una situación relacionada con estos temas, es muy importante pedir ayuda a un profesional de la salud.
El texto tiene la intención de reflexionar y nunca alentar a ninguna de estas prácticas.
💡 Una Cita
En el fondo nos vemos arrojados a este universo sin saber por qué. No hay razón alguna para que estemos aquí. Pero la idea de que podemos triunfar sobre la vida, de que la tenemos en nuestras manos, de que podemos abandonar el espectáculo cuando queramos, es una idea exaltante.
Emil Cioran
🧘♂️ Una reflexión
Todos tenemos derecho a nacer, pero poco se habla de tener derecho a morir.
Los colectivos conservadores luchan por el derecho a nacer, tratado de perpetuar los valores de la familia y en muchas ocasiones operan bajo mandato divino.
A mí no me preguntaron si quería nacer. Simplemente, mis padres tomaron una decisión egoísta de traerme a este mundo. En mi caso, crecí en un hogar con valores y fui afortunado de crecer sin muchos problemas económicos. Sin embargo, existen casos donde bebés vienen a este mundo en condiciones pobres donde es muy difícil que puedan tener una vida digna.
Vivir es maravilloso, pero también hay mucho sufrimiento. No es de extrañar que las tasas de suicidio van incrementando año con año.
Tanto el aborto, el suicidio y la eutanasia comparten tres características especiales: la muerte, la moralidad y la legalidad.
Muerte
Se habla de la vida digna cuando una persona es capaz de satisfacer sus necesidades básicas y que además garantiza dignidad. Lo que conocemos como vivir bien.
Desgraciadamente, en muchos casos esto no puede ser así debido a las condiciones en las que crece una persona. Factores económicos, sociales, políticos, de salud, entre muchos otros.
La muerte llega como una alternativa ante esos casos donde no se puede garantizar una vida digna. Claro, esto dispara muchas alertas ante los más conservadores y fundamentalistas porque va en contra del concepto de vivir; pero algo que se olvida rápidamente es que la muerte, así como el nacimiento, es parte del concepto de la vida. Están ligados.
Si no podemos garantizar una vida digna, ¿Por qué no podemos abrir la conversación hacia una muerte digna?
Moralidad
Es evidente que las (algunas) religiones se oponen rotundamente ante la idea del suicidio o la eutanasia porque contradicen el valor de la vida misma. Aunque, por ejemplo, las religiones cristianas celebran la muerte de Jesús; un hombre que sabía que moriría y que aun así decidió aceptar su destino. Me suena un poco a suicidio, honestamente.
Aristóteles pensaba que el suicidio era un acto de cobardía, pues iba en contra de la razón y no era más que una decisión lejos de la libre elección e injusta para la comunidad.
Platón, de manera similar a la religión, rechazaba el suicidio justificando que la vida le pertenecía a los dioses. Sin embargo, mencionaba que existían algunas excepciones como enfermedades mentales, por vergüenza o arrepentimiento de acciones injustas, por desgracias extremas o por orden judicial.
Por otra parte, Albert Camus pensaba que hablar sobre el suicidio abre la puerta a discutir sobre el sentido de la vida y no simplemente una perversidad para solucionar una mala vida.
Los estoicos pensaban que era más honorable morir que vivir en miseria; poniendo enfoque en la calidad y no en la duración de la vida. Sin embargo, creían que se debía reflexionar sobre la muerte antes de tomar la decisión.
Legalidad
Las leyes suponen un marco de protección para los ciudadanos. Sin embargo, estas van evolucionando conforme la sociedad va evolucionando y se reforman de tal manera que la sociedad está mejor protegida.
Muchos países se han sumado a la legalización del aborto, más que nada por presión de activistas, pero no necesariamente por una convicción firme. Sin embargo, la eutanasia solamente es legal en 9 países (para mi sorpresa Colombia y Ecuador aparecen en esta lista).
El caso de Martha Sepúlveda, una colombiana que no quería vivir con esclerosis lateral amiotrófica, que recibía el apoyo de su familia, que se sentía en paz espiritualmente con la decisión, y que después de haber sido aprobada la eutanasia, horas previas le cancelaron el procedimiento justificando que “no cumplía el criterio de terminalidad” (¿?). Afortunadamente, un valiente Juez ordenó que se programara el procedimiento y Martha ahora descansa en paz.
Yo crecí en un hogar católico y me fue enseñado el amor a la vida, pero no es hasta que vives la muerte de cerca que empiezas a cuestionarte el sentido de la vida misma. Yo pienso pensé en suicidarme, pero eso no significa que tomaré la decisión. Al contrario, me hace cuestionarme profundamente mi existencia y lo que quiero para mi vida. Mis decisiones tienen mucho más valor.
Sin embargo, si llega un momento en que mi vida carece de dignidad y el sufrimiento es tal que no vale la pena seguir en esta tierra, quiero tener el derecho a morir dignamente. No quiero ser perseguido por activistas, jueces o grupos religiosos que quieran decidir por mí.
Hoy quiero que reflexiones en la muerte con la intención de analizar el propósito de tu vida. Si, en cambio, estás pasando por un momento donde el suicidio parece una alternativa viable, acude a buscar ayuda profesional. No tienes por qué pasar por esto solo. Siempre hay alternativas, y así como los estoicos mencionaban que el suicidio no se puede justificar sin antes luchar dignamente, es importante luchar antes de darse por vencido.
Hagamos que estos temas no sean tabú y abramos el diálogo. Son conversaciones enriquecedoras y no deberíamos tener miedo de hablar de ello.
Quizá no tuvimos el derecho a decidir cómo nacer, pero podemos luchar por un mundo donde podamos tener el derecho a cómo morir.
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Una reflexión muy interesante y seguro con mucho espacio para el debate. Muchas gracias por compartir tu visión y tu historia 👏🏽