
¿Por qué nos afecta tanto la muerte de un ser querido?
He reflexionado tantos años alrededor de esta pregunta. Muchos me han tratado de explicar que cuando quieres a alguien tanto, y de pronto muere, te deja un vacío.
El vacío lo puedo sentir, sí, pero no logra expresar realmente lo que siento. Se queda corto. Ahora, aunque el vacío esté ahí, realmente no explica por qué nos afecta tanto su muerte.
Llegué a la conclusión de que cuando una persona querida muere, una parte de ti muere con ella; y esa explicación se me hizo más acertada.
Cuando formamos relaciones, comenzamos a conectar de diferentes maneras con las personas. Incluso en las relaciones efímeras nos encontramos formando lazos, porque la mirada del Otro nos construye.
El Otro, con su existencia, nos construye porque nos hace comportarnos de diferentes maneras. Si el Otro nos produce amor, odio, respeto, autoridad; nos estaremos comportando de diferentes maneras, porque su existencia afecta mi existencia.
Así que cuando formamos vínculos tan fuertes con una persona, se puede decir que se convierte en un ser querido. Esa relación, ese mundo que construimos en conjunto, se convierte en una parte de ella en mí y de mí en ella.
El cuerpo de la persona que amas dentro de un ataúd es un reflejo de que la muerte es real. La muerte va en serio, y dentro de ese ataúd estás tú mismo. Es un reflejo de lo que te espera y lo estás viviendo en carne propia en ese mismo instante. Tu existencia se viene abajo cuando la existencia del Otro ha terminado.
Heidegger pensaba que la existencia es como un abanico de posibilidades. Conforme eliges una alternativa, dejas pasar una cantidad enorme de muchas más, pero ante una elección surgen una serie de nuevas posibilidades.
Tienes la posibilidad de viajar, pero también de estar en casa; y cada elección te abre un abanico nuevo. Quizá la opción de viajar te abre la opción de conocer España o Francia, pero estar en casa te abre la posibilidad de descubrir tu nueva película favorita o experimentar en la cocina.
De igual manera, las posibilidades se abren en conjunto con nuestros seres queridos. La posibilidad de ir por un helado, de jugar en el parque, de una cena navideña o de subirse a una montaña rusa. Quizá pienses en este momento las cosas que te gustaría hacer con tu mamá, tu papá o con tus hijos; hay posibilidades con cada una de esas personas por separado, porque tu relación con ellos ha creado un mundo en conjunto.
Pero cuando alguien muere, las posibilidades cesan.
Todos esos planes y sueños que te motivaban por las mañanas se fueron a la basura en un instante. Las posibilidades dejaron de existir. De pronto las Navidades no son lo mismo y aquellas pláticas hasta altas horas de la noche dejan de existir. Los sueños se quemaron como una hoja de papel ante el incendio inevitable de la muerte.
Por eso nos afecta tanto la muerte de un ser querido, porque dejo de existir ante la inexistencia del Otro. Dejo de ser Yo, y me convierto en un nuevo Yo, uno que no tiene a ese Otro, y al principio ese Yo no nos gusta. Pero tranquilo, ese Yo también se transforma, y en el proceso conoce a Otros que le ayudarán a formar tu nuevo Yo; solo para verlos morir y convertirte, otra vez, en un nuevo Yo. Así, sucesivamente, hasta que seas Tú quien deja de existir y las posibilidades dejen de ser posibilidades.
Por eso, hoy aprovecha esas posibilidades latentes que te da la vida. Elígelas sabiamente, porque el tiempo está limitado, y las personas que queremos no son eternas. Tú tampoco eres eterno, y, sin embargo, tienes la posibilidad de vivir hoy.
Quizá la pregunta más difícil para responder ahora es, ¿Cómo deseas vivir hoy?
Y aunque no existe una respuesta correcta, quizá una que se acerque bastante es: como se me hinchen los huevos.
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Abre tu entendimiento ante un mundo lleno de posibilidades. Muy cierto!
"Dejo de ser yo, y me convierto en un nuevo yo"
Amé esta parte, y todo...
Llegó en el instante preciso GRACIAS 🫂