[Budismo 2/4] Karma: Más allá de la recompensa y el castigo
Te explico por qué la idea popular del karma se queda corta frente a su verdadero significado.
🌿 Lo que el budismo me ha enseñado sobre vivir
Hola de nuevo,
Esta es la segunda entrega de la miniserie “Lo que el budismo me ha enseñado sobre vivir”.
Hoy quiero hablarte del karma, un concepto que muchas veces se malinterpreta como una especie de castigo o justicia divina. Pero en realidad, su sentido es mucho más profundo y sutil. En este texto te comparto cómo lo entiendo desde una mirada budista, y cómo lo he experimentado personalmente a través de situaciones aparentemente cotidianas.
Espero que estas reflexiones te sirvan para mirar tu vida con otros ojos, como lo han hecho conmigo.
Al final de esta publicación encontrarás los enlaces a las entregas anteriores y próximas de esta serie, para que no te pierdas nada.
Semana 2: Entendiendo el karma más allá del bien y el mal
El karma es uno de esos conceptos que se usan con ligereza, pero que rara vez comprendemos a fondo.
Comúnmente se entiende como una especie de justicia divina que se encarga de darle su merecido a quien obra mal. Y aunque esta idea no es del todo incorrecta, tampoco refleja con precisión cómo funciona. Para entenderlo mejor, tenemos que dar un paso atrás y hablar de la causalidad.
Quizá hayas escuchado sobre la ley de causa y efecto, que plantea que nada en este mundo ocurre por casualidad; siempre hay una razón detrás de cualquier acontecimiento.
El budismo afirma que las características de tu vida presente son el resultado de acciones que realizaste en el pasado. Me gusta una frase que me compartió mi maestra: “Si quieres entender por qué tu vida está así, tienes que observar tu pasado. Si quieres saber cómo será tu vida en el futuro, observa cómo está tu presente”.
A mí me gusta ver el karma como un sistema de puntos: con cada acción, vas acumulando puntos. En algún momento, cuando todas las condiciones se alinean, esos puntos acumulados te traen una consecuencia, que puede sentirse como un premio o un castigo. Pero ojo: desde muchas corrientes filosóficas, no existen el bien y el mal como tales. De la misma forma, el karma no distingue entre bueno o malo; simplemente responde a la calidad de las acciones que realizaste en el pasado.
Dicho de otro modo: todo lo que das, regresa a ti.
La parte más difícil de entender sobre el karma es que no siempre es inmediato. A veces lo es, pero no necesariamente. Por eso a veces vemos a personas aparentemente malintencionadas viviendo con lujos. Desde la perspectiva budista, podríamos decir que su karma aún no se ha liberado, pero en algún momento lo hará, incluso en vidas futuras (recordemos que el budismo cree en la reencarnación).
Es difícil identificar el tipo de karma que estás experimentando, pero una forma sencilla de observarlo es a través de las situaciones recurrentes en tu vida. Por ejemplo: constantemente se te ponchan las llantas, te asaltan, te quedas sin luz, te mienten… o, por el contrario, ganas concursos, tienes buenas relaciones, consigues trabajo fácilmente, etc.
En mi caso, el tema recurrente ha sido el agua en casa. Ya sea que no tengo agua, hay poca presión, no hay agua caliente, o —la más reciente— una tubería que pasa justo al lado de mi cama y no me deja dormir en las noches lluviosas. No importa a dónde me mude, siempre aparece una situación relacionada con el agua.
Lo difícil es identificar por qué vivo estas circunstancias de forma tan repetida. Aunque soy consciente de que forman parte de mi realidad, no he logrado entender su causa. Según la tradición budista, todo efecto proviene de una causa.
Podría tener relación con la vitalidad o la fluidez, cualidades asociadas al agua. Desde ahí se me ocurren varias posibilidades: quejarme constantemente del lugar donde vivo, desperdiciar agua, o algo similar. La verdad es que no es fácil ver la causa. En otras circunstancias puede ser más evidente: por ejemplo, una enfermedad puede deberse a acciones que atentan contra la vida, como consumir drogas, matar personas o animales, o hacer mal uso de los servicios médicos.
Como puedes ver, la idea del karma es mucho más compleja que una simple justicia divina. Es más parecido a un campo donde vamos sembrando semillas que, tarde o temprano, dan fruto. Así que, con nuestras acciones, vamos creando un bosque hermoso… o uno tétrico.
🌱 ¿Y tú?
¿Has notado patrones recurrentes en tu vida que podrían tener una causa más profunda? Me encantaría leerte en los comentarios. ¿Cómo entiendes tú el karma?
Gracias por leer hasta aquí.
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En la próxima edición hablaremos sobre la impermanencia: por qué nada dura para siempre… y por qué eso no es una mala noticia.
Al final de esta publicación encontrarás los enlaces a todas las entregas de la miniserie.
Nos leemos la próxima semana.
Con cariño,
Chris
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La idea de karma como semilla me parece muy útil, porque nos saca del castigo/recompensa y nos pone en el terreno de la responsabilidad. A veces los frutos tardan tanto en verse que cuesta ver la conexión con lo sembrado, pero eso no significa que no exista.
Pues el Karma tal como to lo entiendo desde Tailandia, y sin ser budista, es como bien dices la consecuencia de tus actos pasados, pero hay una enorme diferencia que no has mencionado. En realidad el Karma tiene en cuenta la intencion de la accion, no el resultado. Si tu haces accion con buenas intenciones el karma acumulado sera positivo, da igual que resulte ser perjudicial, ya que no era tu intencion. Es importante la matizacion.