La prisión de crear contenido
Comencé a escribir gracias a la lectura.
Era un devora-libros, especialmente de terror. Lo encontraba apasionante y dedicaba muchas horas a imaginar escenarios fantásticos. Eventualmente, quería crear mis propias historias; así comencé a escribir.
Realmente se convirtió en un hobby. En un principio no lo compartía con nadie y se mantenía más o menos en como anónimo. Conforme fui creciendo me fui haciendo más público y eventualmente la escritura comenzó a evolucionar.
Las historias, las narrativas e incluso los personajes tenían una tonalidad muy diferente. Era normal, la escritura evoluciona con el autor.
En algún punto de ese crecimiento, cambié las novelas por los autores de no-ficción. Me sentí atraído por el desarrollo personal y con ello llegué a temas muy interesantes que me sirvieron en mi vida personal y profesional.
El desarrollo personal es interesante, pero también está plagado de mucha información allá afuera, estilos de escritura muy establecidos y estructuras comprobadas que funcionan. Esto representa un gran problema, porque la escritura se transforma en una fórmula de generación de contenido masivo.
El contenido masivo puede funcionar para propósito de marketing, pero le quita toda la creatividad detrás de la escritura. Te conviertes en un generador de contenido y te alejas cada vez más de la autoría de escritura creativa.
La ventaja de la creación de contenido es la atracción que genera. Esto es muy atractivo para los escritores, porque genera validez externa, y esto se siente bien.
Comencé a probar estas estructuras de generación de contenido y la realidad es que comencé a escribir más que antes. Quizá fue el año más productivo de mi carrera como autor. Sin embargo, el contenido pasó a un segundo término, porque solo estaba buscando los seguidores, los me gusta y los aplausos.
Es un conflicto, porque, por un lado, estaba recibiendo la atención que quería, pero, por otro lado, estaba prostituyendo mi contenido. ¿En qué momento me convertí en un buscador de atención?
Crear contenido te mete en una prisión. Cada nuevo seguidor es como una droga. Perdí la noción de por qué comencé a escribir en primera instancia. Ahora se convirtió en un trabajo, en una tarea que debo completar al final de la semana, para que los resultados no sean proporcionales al esfuerzo puesto.
No muchas personas hablan de cómo tu hobby puede convertirse en una carga, en un trabajo. Lejos de vivir haciendo lo que amas, convertiste tu pasión en un infierno.
¿Qué harás, entonces?