"En la juventud aprendemos, en la vejez entendemos."
Marie von Ebner-Eschenbach
Era viernes 13 de marzo del 2020.
Esa semana había escuchado que el Coronavirus ya había llegado a México. Como si se tratara de una banda de Rock dando su tour mundial.
Una semana después fue el encierro oficial por la pandemia. Pero el viernes 13 de marzo aún podíamos salir a beber y divertirnos. Yo no sabía que ese día era la última ocasión en la que me iba a sentir joven.
Era el Irish Beer Fest en el parque Fundidora de Monterrey. Un pequeño festival que se hace año con año para celebrar el San Patricio. No hay una comunidad grande de irlandeses en la ciudad. Simplemente, a los regios les encanta tener una excusa para salir a escuchar música de bandas locales y beber como si no hubiera mañana.
La banda principal de esa noche era Inspector. Una banda regia de Ska mexicano. Una banda que le tengo mucho cariño, que me sé sus canciones y que me hace bailar como idiota. Justamente un año anterior los había visto en otro festival más grande. Me metí al mosh pit para darme cuenta de que mi condición física era deplorable y que mis rodillas ya no reaccionaban. Pero ahí estaba en este escenario diferente.
Por alguna razón, el escenario principal lo pusieron en el interior de lo que hace años había sido una nave industrial. La acústica era terrible, el espacio limitado, el calor insoportable y el olor a leones enjaulados.
Hacía unas horas había llovido durante unos minutos, y muchas personas entraron a la nave para resguardarse.
Tenía mis vasos acumulados de cerveza, veía borroso y estaba diciendo tonterías a mis amigos con los que había ido al festival.
Comenzó la música. Guitarras, trompetas, el teclado y la voz hipnotizante de Big Javi. Se desató el mosh pit en todo el lugar. Todos brincando, bailando y coreando las canciones. Abracé desconocidos, mientras cantaba sus mejores canciones. Había un efecto electrizante en mi cuerpo que me erizaba la piel.
No tengo idea cómo llegue a mi departamento.
Hoy venía manejando por la autopista camino al trabajo cuando se puso una canción de Inspector. Me conectó a ese momento donde bailaba, cantaba, y sonreía mientras me empujaba contra desconocidos.
Me miré en el espejo y vi unas cuantas arrugas en la frente y en las comisuras de mis ojos. Ya no hay cabello, y las rodillas siguen desgastadas. Pasaron 4 años de ese día. La pandemia me afectó emocionalmente, he cambiado de trabajo, de relaciones, de amistades y de país de residencia. Hace 4 años tenía 28 años y sentía que mi vida era un cagadero.
Sí, ya no estoy en mis veintes, pero mi vida está en un mejor lugar que hace 4 años.
No me considero viejo. Simplemente, estoy consciente de que ya no soy un jovencito en sus veinte. Por ejemplo, mi relación con el alcohol ha cambiado drásticamente. Antes tomaba cantidades de cerveza que no me hacían cosquillas. Ahora es imposible tomarme una lata porque el reflujo se hace presente. Así que, por más que me gusta, me alejé del alcohol.
Cuando digo que era la última vez que me sentiría joven, no quiero decirlo de una manera negativa. Al contrario. Las arrugas y las cicatrices son como marcas de guerra. Las canas en la barba son muestras de experiencia, y la calva me da personalidad.
Estoy más enfocado en tener buena salud física, mental y emocional; y gran parte de todo mi esfuerzo está en llegar a ese bienestar. Me he dado cuenta de que cuando era joven no era tan saludable como lo soy ahora. Viendo en retrospectiva, mis veinte fueron un periodo de prueba y error. Probar y equivocarme. Lidiar con mis inseguridades y tratar de encontrar el camino correcto.
Ahora, en mis treinta, me siento más tranquilo, con más claridad de saber que es lo que quiero en mi vida personal y profesional. Aún no hay claridad de algunas cosas, pero lo voy descubriendo en el camino. Soy más consciente de lo que quiero y soy más cuidadoso con el dinero.
Dejé de ser joven, pero también dejé de ser ingenuo y estúpido (a veces). Crecí para darme cuenta de que mis padres tenían razón. Me di cuenta muy tarde. Pero me di cuenta.
Mis amistades cambiaron porque ya no estoy interesado en ser aceptado en ningún grupo. Soy más auténtico y más fiel a mí mismo.
Hay personas que se ofenden cuando les dicen “Señor” y a mí me pone de buenas. Porque sí soy señor. No trato de negarlo. Ya me está pasando que no entiendo a las nuevas generaciones. Necesito que me expliquen cómo usar algunas apps. Y sí, me aviento chistes que no dan risa. Soy todo un señor.
En fin, quería reflexionar sobre la juventud. Porque algo tengo muy claro y eso es que estoy envejeciendo. Algunos lo ven como un día más, pero yo lo veo como un día menos. Sí, quizá la muerte aún parezca lejos, pero cada vez está más cerca y no puedo dejar de pensar en todas las cosas que quiero hacer.
Espero que la vida me alcance, porque la muerte sí lo hará.
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Me ha encantado la frase de la vida y la muerte! 👏🏽
¿Cuándo fue la última vez que me sentí joven? 🤔
No recuerdo la fecha, ocurrió un día cualquiera... Yo era un muchacho de 47 y, de repente, me golpeó la Claridad...
«Me volví viejo», dijo la voz que me habla adentro, y me sorprendió porque me escamoteó toda la etapa de madurez... Pasé de joven a anciano en un instante, en alguna clase de salto cuántico...
Ahora trato de vivir cada momento con mucha atención, porque temo que en el menor descuido me dé cuenta de que acabo de nacer de nuevo sin haber conocido bien mi muerte. 😇