“Siempre he sentido que no merecía lo que he logrado y que en cualquier momento alguien descubriría que no soy tan buena como piensan”
Emma Watson
Iniciar un nuevo trabajo es una odisea.
A veces no sabes cómo o por qué te contrataron, pero ya estás ahí con tu carita limpia, tu mejor ropa de profesionista y una sonrisa que solo demuestra nerviosismo.
Volteo a ver caras nuevas y me imagino lo que dirán de mí: críticas, juicios y burlas. Aunque sé que solo está en mi cabeza, no puedo dejar de pensar en que soy un completo mediocre.
Todos te saludan el primer día, pero pasan las semanas y siquiera te dirigen la palabra. “Seguro es porque no les caes bien”, pienso.
Empiezo a hacer mi trabajo poco a poco en lo que agarro el ritmo. Entendiendo algo de esta máquina, entendiendo otro poco de la tecnología y una pizca de los procesos de la empresa. Me voy sumergiendo lentamente en el trabajo, como si fueras metiendo los pies a una alberca para saber si el agua está fría o no, antes de zambullirte por completo.
Pero eso solo me crea más ansiedad, porque descubro que el agua está fría. Me doy cuenta de que no me va a gustar esa sensación para nada y que pronto vendrá la zambullida de mi vida. Así mismo en el trabajo, me voy dando cuenta que las cosas no están bien aquí y que una vez esté completamente sumergido, entonces empezaré a sentir la presión, y ante la presión yo simplemente me entrego por completo hasta perderme en el proceso.
Voy por los pasillos mostrando una máscara del mejor profesionista del mundo, cuando por detrás muestro una cara de preocupación, ansiedad y nerviosismo. Me encuentro preguntándole a ChatGPT cómo responder un email por miedo a parecer un idiota, o formateando el Excel para que tenga un aspecto bonito, pero nada de eso me ayuda a calmar la ansiedad de estar completamente a la altura del puesto.
Después vienen las reuniones donde no tienes idea de lo que se está discutiendo. ¿Cómo podrías saberlo, si eres el nuevo? Pero siento que debería ser capaz de entender el contexto por más técnico que fuera. “¿Cómo llegaste hasta aquí?”, me digo; “No tengo puta idea”, me respondo.
Pasan los meses y la sensación no se disuelve. Cumplo con mis tareas y objetivos, pero siempre queda una sensación de “algo le falta”. No estoy acostumbrado a entregar el 60% de mí, siempre estoy dando el 130%, pero hacer eso constantemente cansa y me drena la energía. No importa cuánto dé de mí, nunca es suficiente, porque no estoy a la altura.
Un día viene tu jefe a felicitarte, a darte esa palmadita en el hombro, para decirte que hiciste un buen trabajo. Se esboza una leve sonrisa en mi rostro y me digo: “Quizá no estás tan pendejo como pensabas”.
No me gusta el término “El síndrome del impostor”. Es un término que está bastante usado por las “grandes mentes” de TikTok y los influencers que se les acaba la creatividad y tratan de reciclar el contenido.
Pero la sensación es real. Es común estarte comparando todo el tiempo con los demás. Todo el maldito tiempo. Claro que eso genera mucha inseguridad. Empiezas a dudar de ti mismo, a pesar de todo el esfuerzo que le pones a las cosas, a pesar de tu preparación académica e inclusive con los años de experiencia que le pones a tu trabajo.
Me gusta cómo los budistas hablan de “entrenar la mente”, porque, en efecto, nuestra mente nos hace malas jugadas todo el tiempo. Nos traiciona trayendo imágenes de tu ex, comidas deliciosas que son poco saludables, o creyendo que vas a ganarle al casino. Una mente que no está entrenada, cómo la mía, me hará pasar malos ratos.
Por eso no me gusta hablar de impostores, porque yo no me siento que esté remplazando a alguien, o cubriendo una posición que no me merezco. Simplemente, dudo de mis capacidades. Por eso trato de buscar validación externa allá afuera, porque dentro de mí solamente existe duda.
Supongo también que es completamente normal. Todos los humanos hemos sentido alguna vez que no somos lo suficientemente algo. Quizá por eso tantas personas hablan de la reflexión y la meditación; porque para poder fortalecer nuestra seguridad y autoestima, debemos mirar adentro.
No estás incompleto. No eres mediocre. Muy en el fondo lo sabes; tu mente te está traicionando. ¿Y sabes qué le hacemos a los traidores? No tienen cabida en nuestro reino.
Supera el síndrome del impostor
Si bien no existe una receta para dejar de sentirte como un impostor, sí que puedes intentarlo. Aquí te dejo 3 pequeñas sugerencias:
Reconoce el síndrome del impostor: Identifica cuándo te sientes como un impostor y comprende que es una experiencia común.
Entiende que no estás solo: Muchas personas exitosas también han pasado por esto. Saberlo puede ayudarte a sentirte menos aislado.
Desarrolla estrategias para superarlo: Acepta tus logros, busca apoyo en tu red de contactos y practica la autocompasión.
💭 Tu opinión es importante
Me encantaría saber qué piensas sobre este artículo. Deja tus comentarios abajo y comparte tus reflexiones. Además, si crees que a alguien más le podría interesar, ¡no dudes en compartirlo en tus redes sociales! Tu participación me ayuda a mejorar y a crear contenido que realmente disfrutes.
❗ Tal vez te interese:
De la depresión a la misión. Descubre quién eres, qué quieres y cómo lograrlo.
¿Cómo encontrar el sentido de tu vida y salir de la depresión? Conozco tu historia, porque yo la viví.
Ser Humano: Vida, Iluminación y Muerte
Una visión más amplia de la existencia, al comprender que hay algo mayor que nosotros mismos.
El antídoto al caos
Encontrando orden y significado a través de las 12 reglas de Jordan Peterson.
** Si no has recibido el libro después de suscribirte, revísa en tu bandeja de spam el mensaje de bienvenida o envíame un mensaje.
Me he sentido así en múltiples veces y lo fuerte es qué también ahora para decidirme a escribir estas palabras. Pienso que no me sé expresar, que lo digo no va a ser interesante, que es evidente lo que escribo, que soy muy simple. Pero esa soy yo y estoy empezando a aceptarme. Que me gusta decir lo que siento, aunque crea todavía que no es interesante para los demás. Gracias por tus palabras porque me he sentido totalmente identificada