Ayer estuve escribiendo un artículo y al momento de estar editando, algunas partes del texto se borraron.
Me molesté tanto que terminé por eliminar el artículo por completo.
—Dos horas tiradas a la basura—pensé.
Hay días en que las cosas simplemente no pasan. Me dolió eliminar ese artículo porque realmente mis momentos de inspiración son muy limitados. Desaprovechar esas oportunidades se sienten de manera de frustración.
En el artículo hablaba de cómo me alejé de las redes sociales. Hasta ahora llevo 3 meses con mis cuentas cerradas y honestamente no he sentido que las necesito.
La razón principal por la que decidí cerrarlas fue principalmente por el ego. Verás, el ego me estaba haciendo publicar fotos y videos que al mirarlos un día después, me daba asco. No desde un punto de vista de la autoestima, pero del contenido.
Abunda contenido que no ofrece absolutamente nada y yo estaba copiando y reproduciendo esos modelos por el mero hecho de tener atención. Eso me estaba alejando de la razón original por la que comencé a escribir: porque me gusta.
Prostituir el contenido a costa de likes es un terrible error.
No tienes que ser un creador de contenido para caer en esta trampa del ego. Claro que estamos creando un personaje para que la gente lo vea. Sin embargo, esa atención que te dan las personas dura tan solo unos segundos.
He caído en esa trampa del ego de mostrarle a la gente que soy interesante e importante; cuando la realidad es que la mayor parte del tiempo me siento rodeado de una nube gris que me acompaña a todos lados. Quizá es una manera de convencerme a mí mismo de que mi vida es mejor de lo que yo mismo la percibo; pero honestamente es para hacerme ver como un hombre exitoso.
Un día, me cayó como balde de agua fría: ese personaje no soy yo. Está alejado de mi esencia y cada vez me está alejando más de mi camino espiritual. Tienes que mirar hacia adentro para ver ese verdadero “yo”. Es imposible encontrarte allá afuera, creando este personaje que no significa nada para nadie, incluso para ti.
Quizá ha llegado el momento de poner un alto a las mentiras que te cuentas y hacer las pases con el ego. Dejar de sentirte superior (o inferior) a los demás y vivir más coherente con tus valores e ideas.
Creo que no regresaré a las redes sociales, al menos, hasta que me haya vuelto a encontrar con ese verdadero yo. Solo de esa manera podré subir fotos o videos relevantes y coherentes conmigo mismo. Solo de esa manera podré conectar con mi familia y amigos, donde es la única manera de mantenerme conectado a ellos.
¿Qué es lo que ves cuando miras hacia adentro?
¿Qué tan coherente vives con esa versión externa?
Y utilizar también un blog?
Me parece muy interesante lo que dices, Christopher, de hecho yo nunca he tenido redes, pero a raíz de abrirme Substack me abrí Instagram, la ventana de acceso a mis publicaciones en Substack. He pensado muchas veces en quitarlo, aunque solo es de literatura, siento que pierdo libertad. Ahora viene la pregunta clave, qué espacio utilizarías para dar a conocer tu trabajo? Porque ese es mi punto.
Un abrazo y gracias por tu publicación