Cómo encontrar esperanza en los peores días
El colmo fue que se me cayó el elote en la calle.
Para mis lectores que no son de México, el elote es una comfort food, un platillo callejero al que muchos recurren como un snack rápido, pero que también tiene el poder sanador de hacerte sentir bien cuando las cosas van mal.
Verás, el elote está hervido. Lo incrustan en un palo de madera para que puedas sostenerlo como una paleta. La preparación varía un poco dependiendo del estado de la república. En Monterrey, lo embarran de mayonesa, crema, limón, sal, chile en polvo y siempre viene acompañada de la mítica pregunta: ¿Chile del que pica o del que no pica? — Tienes que ser cuidadoso, porque el chile que pica, pica mucho y solo lo tienes que usar cuando quieres que se te olviden los problemas. Porque cuando estás enchilado, no hay manera de que pienses en otra cosa.
El elote es el alimento de los dioses, tradición mesoamericana que incluso hasta nuestros tiempos superó las barreras del mestizaje, la independencia y la revolución.
El elote no discrimina razas o niveles socioeconómicos. No hay persona en la tierra que pueda resistirse a un elote preparado, y cuando hay algo que te preocupa, el elote viene a reconfortarte.
Con esta explicación, ahora entenderás la tragedia que representa el que se te caiga un elote. Porque hay veces en la vida que te llueve sobre mojado. Que te pasan cosas una tras otra, que hasta parece que Dios se ha empeñado a hacerte una broma; una de mal gusto, por cierto.
Ahí iba yo caminando hacia el elotero, después de un día de mierda. El sol estaba en su más alto esplendor, quemándome la pequeña calva que apenas comenzaba a crecer. El vapor saliendo de la olla hirviendo y un grupo de personas alrededor del elotero.
Me extendió el elote preparado y cuando lo quise agarrar, este se me resbaló y se fue directo al suelo. Mi cara roja de vergüenza y el resto de la gente presenciando la horrorosa escena de terror en un pequeño pueblo de México.
Miré el festín que se estaba dando un perro que estaba por ahí. “Al menos no se va a desperdiciar”, pensé. Volteé a ver alrededor y todos habían olvidado el incidente y seguían esperando su turno. Volteé a ver al elotero y sin pensarlo mucho dijo:
—No se preocupe, güero. Ahorita le doy otro.
No esperaba que lo hiciera. Al fin y al cabo había sido mi culpa, pero el elotero sabe la horrible tragedia que representa que se te caiga un elote al suelo. Así fue como el elotero se convirtió en el superhéroe de mi día de mierda.
Cuando la vida te arroja una piedra tras otra, es muy difícil prestar atención al hermoso río que está frente a ti.
Seguramente has escuchado de la ley de Murphy, que establece que si algo malo puede pasar, pasará. Hay días que parece que la ley se cumple y todos los días pasa algo. Después de una patada tras otra, a veces, lo único que te queda es reírte de las tragedias.
Claro, cuando estás en ese estado, es imposible verle el lado bueno a las cosas. Pero, ¿sabes qué?: todo termina estando bien, siempre.
Es importante recordarlo, porque en esos días difíciles puedes llegar a perder la esperanza, la motivación e incluso las ganas de vivir. Todos hemos estado en ese punto. Todos. Y aquí estamos, hemos logrado sobrevivir y salir adelante a terremotos, tornados, inundaciones, pandemias, enfermedades, guerras, crisis alimentarias, y un largo etcétera.
Aprende a ver más allá de los problemas
Practica la gratitud.
La vida es un ciclo de orden y caos. Hay periodos donde todo está tranquilo, y de pronto todo se va a la mierda; pero es momentáneo. Los problemas duran unos cuantos días, meses o años, pero siempre llegan a su fin y traen consigo un aprendizaje para el futuro. Es en ese momento cuando debes voltear hacia atrás y ver el progreso que tuviste; sentirte orgulloso y agradecido por encontrarte en una mejor posición.
Establece Metas
Tus problemas pueden parecer muy grandes y abrumadores. Verlos desde esa perspectiva es muy intimidante. Una manera es dividir el problema en pequeñas acciones. No es necesario que crees un plan detallado, comienza identificando el primer paso; los pasos siguientes se irán clarificando conforme avanzas.
Busca Apoyo
Si eres como yo, seguramente intentarás resolver todo por tu cuenta. Hay que reconocer nuestras limitaciones y sentirte bien pidiendo ayuda. Compartir tus preocupaciones te puede ayudar a ver los problemas desde una perspectiva diferente, o simplemente desahogarte y descargar el peso que genera la preocupación.
Ríete de las tragedias
A veces lo único que te queda es reír en los momentos difíciles.
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