[Budismo 4/4] El despertar: ¿Qué significa realmente estar presente?
Más que una meta inalcanzable, el despertar es aprender a vivir despiertos… un instante a la vez.
🌿 Lo que el budismo me ha enseñado sobre vivir
Hola de nuevo,
Gracias por llegar hasta la cuarta y última entrega de esta miniserie: “Lo que el budismo me ha enseñado sobre vivir”.
Hoy quiero cerrar este ciclo hablándote del despertar, un concepto que suena grandioso, pero que se manifiesta en momentos simples: como una respiración consciente, una mirada atenta o una pausa para sentir el sol en la piel. Aquí te comparto una experiencia personal que me llevó a reflexionar sobre lo que significa realmente estar presente.
Al final de esta publicación encontrarás los enlaces a todas las entregas anteriores por si quieres repasarlas o compartirlas.

El otro día me quedé mirando por la ventana de la oficina. Hay una vista muy bonita de unos árboles enormes que se balancean con el viento. Su movimiento me recuerda a un saludo. Quizá me estén saludando, no lo sé, pero el vaivén me hipnotizó tanto que no me di cuenta del paso del tiempo. No fue hasta que recibí la notificación del calendario que indicaba la próxima junta del día.
De pronto mi cabeza se inundó de pensamientos: la junta, las listas, los reportes, los clientes y un largo etcétera que me comenzó a consumir por dentro. ¿Cómo era posible que, de estar hipnotizado por el vaivén de los árboles unos segundos antes, ahora me encontrara ahogado en preocupaciones?
Así andamos por la vida. Apurados, atareados; sin un momento para respirar. Es un caos. Es como si viviéramos en un momento suspendido en el espacio, como el futuro, pero en el presente. Es decir, nuestra mente no está experimentando el momento presente, sino algún escenario hipotético. Vive en un mundo irreal la mayor parte del tiempo.
He escuchado a decenas de maestros y gurús hablar de que la clave del bienestar interior es vivir en el momento presente. Hablan con una naturalidad del tema que parece que algo está mal conmigo por mi inhabilidad de conectarme con el presente.
Aunque hay evidencia de que puedo hacerlo—como perderme en el vaivén de los árboles—la realidad es que la mayor parte del tiempo estoy siendo absorbido por las preocupaciones cotidianas.
Pareciera que vivir en el momento presente solo es posible para aquellos seres iluminados que han entendido los secretos del universo. Sin embargo, todos tenemos acceso a esta habilidad, solamente que necesitamos practicarla.
Mi maestra budista abrió la clase de Mindfulness con una pregunta: “¿Tienes la mente llena o estás pleno?” (En inglés hace más sentido el juego de palabras “Is your mind full or mindful?”). Justo me di cuenta de que no estaba prestando atención a la clase porque estaba pensando en la incomodidad de la silla, lo que iba a cenar esa noche y en que tenía que despertarme temprano para llegar a una junta importante. Definitivamente tenía mi mente llena.
Para practicar el mindfulness, necesitas vaciar primero tu mente. Pero no desde la idea de una mente en blanco, sino desde el flujo natural de los pensamientos. Es decir, sin apegarse a los pensamientos que aparecen.
Las imágenes que vienen a tu mente pueden ser muy adictivas y darle vueltas es muy sencillo. Lo que conlleva un esfuerzo es no prestarles atención y dirigir tu mente hacia el momento presente. Pero, ¿qué es el momento presente? Son todas las experiencias que ocurren cada instante: la brisa del viento, el calor del sol en tu piel, la respiración fresca que entra por tu nariz, ese pequeño calambre en el chamorro. Todo eso y muchos procesos más están ocurriendo en tu cuerpo y eres inconsciente de ello.
Una frase que utilizan en el monasterio que me encanta es: “Tu mente está donde el cuerpo está”. Esto es importantísimo de reconocer porque en el mundo cartesiano se tiene la creencia de que la mente y el cuerpo están separados. Hay diversos exponentes que plantean que esto ha sido un error y muchas corrientes terapéuticas y filosóficas están tratando de retomar la idea de que la mente y el cuerpo son uno mismo.
¿Cómo vivir en el momento presente? Es sencillo de explicar, pero difícil de poner en práctica. En esencia es prestar atención a tu cuerpo cuando estés realizando cualquier actividad. Por ejemplo, si lavas los platos, puedes prestar atención a la sensación en tus manos del jabón contra el plato, la temperatura del agua o el sonido de las gotas contra el metal del lavabo.
Los árboles que miro por la ventana me recuerdan que debo estar presente, así como ellos. Firmes para mantenerse de pie, pero flexibles para poder ser tocados suavemente por el viento. Hasta donde sabemos, no están conscientes de su existencia, pero eso no importa, porque ellos simplemente aprendieron a estar, a Ser, a existir. Y eso solo me dice que hay mucho que aprender de los árboles.
🌱 ¿Y tú?
¿En qué momentos logras realmente estar presente?
Me encantaría leerte en los comentarios.
Gracias por leer esta serie completa.
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Esto no es un fin, sino un inicio. Seguiremos explorando juntos.
Nos leemos la próxima semana.
Con cariño,
Chris
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